Dice un anuncio de no-recuerdo-qué: "¿No es genial cuando las cosas, simplemente, funcionan?". Creo que todos estamos de acuerdo en eso, pero, a veces, las cosas funcionan cuando y cómo le da la gana.
En los últimos días vengo viviendo la cara y la cruz de esa afirmación. No sé si lo llegué a comentar en estas páginas, pero hace un par de semanas sufrí la traumática muerte de un disco duro. Tras echarse todo un día en parada, logré recuperarlo, y aprovechando que tenía que empezar de cero, decidí que ya era hora de abandonar definitivamente Windows en favor de Gnu/Linux. Es genial cuando las cosas, simplemente, funcionan: cuando mi sistema no se ralentiza ni rasca de disco duro, cuando puedo trabajar con todos los programas que necesito simultáneamente (incluso escuchar música o ver la tele si me aburro). Es genial poder configurar cada detalle del sistema y que el escritorio tenga exactamente el aspecto que yo quiero. Es genial la cantidad y calidad de aplicaciones que trae el sistema por defecto (juegos incluidos). Sin embargo, es una auténtica putada instalar el Unreal Tournament y ver que, después de echarte la primera partida, la cosa no vuelve a reaccionar, ni que reinicies, ni que reinstales ni nada.
Dada mi agradable experiencia con el sistema en general, sólo me queda suponer que o bien el que ha hecho el port, o lo que sea, es un chapucero (y creo que no, a juzgar por lo que he visto), o que se trata del enésimo paquete que no funciona en condiciones para sistemas de 64 bits, y que ya no lo arreglarán, porque ¿qué clase de "depravado" querría jugar al Unreal Tournament existiendo el Unreal Tournament 2004? ("Hola, me llamo Haruma y soy un depravado"; "¡Te queremos, Haruma"). Para dar el beneficio de la duda, y en favor de mi cordura, estoy planteándome instalar el 2004, a ver si la cosa va mejor (para este parece que sí hay paquete de 64 bits).
No quería entrar tanto por la vena técnica del asunto (siempre me despisto cuando me meto en harina), sino recalcar la putada mayúscula que supone ser de la minoría, es más, de una minoría dentro de otra. Ya hay poco soporte en general de las compañías de software a sistemas Gnu/Linux y a sistemas de 64 bits para uso doméstico, pero cuando hayas la intersección de ambos conjuntos, la cosa da risa sólo pa no dar pena. Acabo de leer una estimación del número de usuarios de Gnu/Linux, y resulta que somos sólo 30 millones en todo el mundo (apostaría a que la cifra es conservadora). ¿Para qué molestarse en dar soporte a esta pequeña porción de usuarios? Al fin y al cabo, hasta un mono borracho puede conseguir una versión pirata de Windows en minutos. Ahora es cuándo debería hacer una defensa extensa de por qué aquellos que usamos software libre deberíamos ser firmes y premiar a los fabricantes que propocionan soporte para nuestros sistemas y castigar a los que no, que es en el bolsillo donde les duele, pero no es el momento ni el lugar.
Después de leer que yo he tenido un par de quebraderos de cabeza con Gnu/Linux, quizá algún lector se haya quedado con la sensación de que no debería aventurarse a probarlo... Sólo diré que recientemente he/hemos convencido a dos personas para que instalen una distribución de Gnu/Linux. No tenían un nivel de conocimientos de informática a nivel programador, ni ninguna experiencia en entornos Unix, ni estudian Informática. El resultado es que están encantadas ambas con su distribución nuevecita, y que si dispusiesen de un programa que usan a menudo y, ya puestos, de buen soporte de juegos para Gnu/Linux, ni siquiera arrancarían en Windows. Sí, yo he tenido mis problemas con él, pero dudo que ningún usuario razonable le haga a su sistema lo que le he hecho yo (hay que experimentar para aprender), y no quiero ni pensar lo que habría pasado si hago lo mismo en Windows (pero seguro que terminaba en "Ka-Booom").
Este año he tenido un profesor que nos insistía en que el 95% del presupuesto de las empresas que desarrollan software se les va en mantenimiento, por lo que es comprensible que estén tan ocupadas manteniendo el software para ese colador que es Windows, que no puedan/quieran desarrollarlo para Gnu/Linux, pero me gustaría que alguna compañía aventurera lo intentase, seguramente se llevaría una sorpresa (también parecía una locura lo de FX de vender los juegos a 20 €, y míralos ahora). Una cosa es segura, el índice de piratería de sus productos bajaría. No sé por qué, pero la mera idea de piratear software libre me da arcadas. Además, sus usuarios dispondrían de más dinero para la compra de software (no tienes que comprar antivirus, firewall, suite de ofimática, el sistema operativo es gratis o muy barato...) asumiendo que los usuarios corrientes lo compren, claro.
Si alguien se anima, le recomiendo que pruebe Knoppix, que funciona completamente desde un DVD, y es lo que me salvó la vida cuando la muerte de mi pobre disco duro, y ya me dirá.
Hasta la próxima. ¡¡¡Por los pingüinos oprimidos del mundo!!!
lunes, marzo 27, 2006
sábado, marzo 11, 2006
Es una mierda ser escocés
Eso decía Mark Renton en Trainspotting, eso y "Elige una vida, elige un trabajo, elige un televisor grande que te cagas...". Yo he elegido un tema.
La última vez prometí una visión complementaria, pero se me fue la pinza y acabé teorizando sobre los periodistas de medio pelo, así que hoy no prometo nada, que los antecedentes no están de mi parte, pero a ver que se puede hacer.
A veces te sientes escocés (o al menos identificado). Puede que te encuentres en el lado ventajoso de la vida, pero eso no te convierte en un trepa. Puede que te guste ver obras de arte, pero no te cuelas en los museos. Puede, en definitiva, que seas el colega negro del "prota" blanco, y sabes que estás sentenciado: morirás hacia la mitad de la película (no nos engañemos, sólo estabas ahí para rellenar) o saldrás jodido pero vivo, para hacer el chistecito mientras la pareja blanca se da un garbeo hacia el castillo, que las perdices están enfriándose. Maldita la gracia que te hace, pero el papel lo repartieron hace tiempo y no siempre puedes cambiarlo, pero lo de quejarte sólo te lo quitarán arrancándote la lengua.
Decía Tom Cruise en Magnolia: "No pediré disculpas por lo que soy...". No sé qué era él (puede que sí, pero aquí no toca), pero sí tengo una idea bastante aproximada de lo que soy yo, y estoy un poco cansado de tener que llevar un cartel con disculpas en la frente y otro que ponga "Calzonazos" a la espalda. Creo que a nadie le gusta pagar por lo que no ha roto, e incluso puede no hacerlo con la cabeza bien alta, pero es una putada ver que todo el mundo a tu alrededor enarbola una factura y te mira esperando que te rasques la cartera.
El testamento de mi padre y de mi abuelo no es que yo pague sus deudas. No sé económicamente, pero moralmete sus deudas mueren con ellos, que ya bastante peso tengo con las mías. Cicatrices las tenemos todos, y a vosotros no os duelen las mías, así que no jodamos... Soy yo el que cada mañana tiene que mirar en el espejo a ver si lo que encuentra le gusta y soy yo el que incluso en el peor día se tiene que decidir tirar para adelante. Soy yo el que ha lleva una mirada de odio marcada a fuego y palabras lacerantes en los oídos y también soy yo el que antes que eso tuvo que vivir con el vacío. Hay campos, guerras y batallas, y tengo muy claro en cuáles he recibido más de lo que he repartido. Me han reventado la otra mejilla cuando la primera ya no podía aguantar más y me han escupido a los pies. Me han despreciado y me han amado. He entregado mucho a cambio de nada para ver como las ofrendas se las llevaba el viento, como el ladrón gana más que el honrado y que luego te llamen ladrón por encontrarte una moneda.
No, no pediré disculpas por lo que soy, sobre todo porque sé lo que soy mejor que la mayoría de los que intentan juzgarme. Creo que hasta que me muera seguiré siendo capaz de enarmorarme tres veces al día y cada vez advertiré un detalle que se me pasó la anterior. Esto no me hace mejor que nadie y espero que tampoco peor. No menosprecio la habilidad, la inteligencia o las intenciones de nadie por raza o por sexo, y quien crea que eso es poco, que lo piense con calma.
He sido bueno y malo, cruel y compasivo, pero intentaré no volver a ser tonto. Así que no, camarero, esta vez no invito yo, ni vamos a escote. Que cada uno pague lo que se haya tomado o lo que se haya roto, y si a alguien no le alcanza el bolsillo ya hablaremos, pero primero que se lo rasque.
Hoy os queda esto aquí, y cada uno que lo lea como quiera. Yo sé lo que pensaba, aunque a saber qué es lo que he dicho. Si tenéis algo que decir, habláis con mi representante, y si no coge el teléfono, ya sabéis a donde dirigiros. Sí amigos, es una mierda ser escocés, pero Escocia, como hacienda, somos todos, así que no echéis la boca a paseo si no sabéis a dónde va, y la próxima vez, pensad que a lo mejor no sois Escocia, que igual sois Inglaterra, o si sois Escocia, pensad que hay sitios más jodidos por el mundo.
Para variar me he dado una vuelta por las ramas y me he dejado el tintero cargadito, así que espero que en otra ocasión pueda irlo aligerando un poco.
Ya sabéis, si parece una gaita y suena como una gaita, puede que estéis en Galicia (no todo es Escocia en este mundo). Agua y sombra, amigos míos.
La última vez prometí una visión complementaria, pero se me fue la pinza y acabé teorizando sobre los periodistas de medio pelo, así que hoy no prometo nada, que los antecedentes no están de mi parte, pero a ver que se puede hacer.
A veces te sientes escocés (o al menos identificado). Puede que te encuentres en el lado ventajoso de la vida, pero eso no te convierte en un trepa. Puede que te guste ver obras de arte, pero no te cuelas en los museos. Puede, en definitiva, que seas el colega negro del "prota" blanco, y sabes que estás sentenciado: morirás hacia la mitad de la película (no nos engañemos, sólo estabas ahí para rellenar) o saldrás jodido pero vivo, para hacer el chistecito mientras la pareja blanca se da un garbeo hacia el castillo, que las perdices están enfriándose. Maldita la gracia que te hace, pero el papel lo repartieron hace tiempo y no siempre puedes cambiarlo, pero lo de quejarte sólo te lo quitarán arrancándote la lengua.
Decía Tom Cruise en Magnolia: "No pediré disculpas por lo que soy...". No sé qué era él (puede que sí, pero aquí no toca), pero sí tengo una idea bastante aproximada de lo que soy yo, y estoy un poco cansado de tener que llevar un cartel con disculpas en la frente y otro que ponga "Calzonazos" a la espalda. Creo que a nadie le gusta pagar por lo que no ha roto, e incluso puede no hacerlo con la cabeza bien alta, pero es una putada ver que todo el mundo a tu alrededor enarbola una factura y te mira esperando que te rasques la cartera.
El testamento de mi padre y de mi abuelo no es que yo pague sus deudas. No sé económicamente, pero moralmete sus deudas mueren con ellos, que ya bastante peso tengo con las mías. Cicatrices las tenemos todos, y a vosotros no os duelen las mías, así que no jodamos... Soy yo el que cada mañana tiene que mirar en el espejo a ver si lo que encuentra le gusta y soy yo el que incluso en el peor día se tiene que decidir tirar para adelante. Soy yo el que ha lleva una mirada de odio marcada a fuego y palabras lacerantes en los oídos y también soy yo el que antes que eso tuvo que vivir con el vacío. Hay campos, guerras y batallas, y tengo muy claro en cuáles he recibido más de lo que he repartido. Me han reventado la otra mejilla cuando la primera ya no podía aguantar más y me han escupido a los pies. Me han despreciado y me han amado. He entregado mucho a cambio de nada para ver como las ofrendas se las llevaba el viento, como el ladrón gana más que el honrado y que luego te llamen ladrón por encontrarte una moneda.
No, no pediré disculpas por lo que soy, sobre todo porque sé lo que soy mejor que la mayoría de los que intentan juzgarme. Creo que hasta que me muera seguiré siendo capaz de enarmorarme tres veces al día y cada vez advertiré un detalle que se me pasó la anterior. Esto no me hace mejor que nadie y espero que tampoco peor. No menosprecio la habilidad, la inteligencia o las intenciones de nadie por raza o por sexo, y quien crea que eso es poco, que lo piense con calma.
He sido bueno y malo, cruel y compasivo, pero intentaré no volver a ser tonto. Así que no, camarero, esta vez no invito yo, ni vamos a escote. Que cada uno pague lo que se haya tomado o lo que se haya roto, y si a alguien no le alcanza el bolsillo ya hablaremos, pero primero que se lo rasque.
Hoy os queda esto aquí, y cada uno que lo lea como quiera. Yo sé lo que pensaba, aunque a saber qué es lo que he dicho. Si tenéis algo que decir, habláis con mi representante, y si no coge el teléfono, ya sabéis a donde dirigiros. Sí amigos, es una mierda ser escocés, pero Escocia, como hacienda, somos todos, así que no echéis la boca a paseo si no sabéis a dónde va, y la próxima vez, pensad que a lo mejor no sois Escocia, que igual sois Inglaterra, o si sois Escocia, pensad que hay sitios más jodidos por el mundo.
Para variar me he dado una vuelta por las ramas y me he dejado el tintero cargadito, así que espero que en otra ocasión pueda irlo aligerando un poco.
Ya sabéis, si parece una gaita y suena como una gaita, puede que estéis en Galicia (no todo es Escocia en este mundo). Agua y sombra, amigos míos.
jueves, marzo 09, 2006
Por el mar corren las liebres...
Lo que son las cosas, anteayer quejándome de que no recordaba lo que quería escribir y hoy que no sé por dónde empezar.
Digamos que la columna de hoy está motivada en gran medida por una nueva genialidad en Noe's World. Me parece un artículo acertado y con ese punto de mala baba que distingue los mejores de su autora, pero por asociación de ideas me han venido unos cuantos conceptillos a la cabeza que no puedo dejar de comentar (llamémosle visión complementaria).
Lo que me ha recordado este artículo es el falseamiento estadístico que se hace alegremente de los datos en todos los medios de comunicación, y cómo una vez más no importa la exactitud de la información, sino excitar al personal (en el mal sentido). A esto, queridos alumnos (si me lo permitís, y si no menudo problema) se le llama sensacionalismo, y a fuerza de insistencia acaba calando en cualquiera que esté expuesto a él. Por ejemplo, en las últimas semanas he oído y leído hasta la saciedad que las mujeres en España cobran un 40% menos que los hombres. Así como suena. Es un dato horrible, y me jugaría mi recién resucitado disco duro a que es cierto o muy cercano a la realidad. Pero analicemos lo que significa:
Lo que se dice aquí es que tomadas dos muestras, una de hombres y otra de mujeres, se haya la media de los sueldos de cada grupo (suma de los sueldos divididas entre el total de personas) y de esto obtenemos la media del grupo de hombres es un 40% superior a la del de mujeres. Suponemos, para evitar complicaciones, que el análisis estadístico está bien hecho (estoy cuestionando la profesionalidad de los periodistas, no de los estadísticos). En ese caso, podemos generalizar que la media de lo que ganan las mujeres españolas es, efectivamente, un 40% menos que la de los hombres. Este dato evidencia que aún hay muchas cosas que deben cambiar y se deben mejorar, pero hay una cosa que NO evidencia en absoluto: las mujeres NO ganan un 40% menos por el mismo trabajo, sino de media en todos los trabajos. La diferencia puede llegar a ser sutil, pero está ahí.
Las explicaciones para esa diferencia en los números son:
¿Quiere esto decir que las mujeres no lo tienen jodido? NO, NO y NO. Creo que todavía no soy tan imbécil como para llegar a decir semejante tontería. Lo que sí demuestra este breve análisis es lo mucho que gusta a los periodistas (y la duda me corroe sobre si ponerles o no comillas) falsear datos para lograr un titular de impacto, y el peligro que tienen semejantes irresponsables a la hora de ir soltando mierda en nuestro subconsciente. Luego te tropiezas con una gran falacia (y aquí hablo sobre cualquier tema) y puedes acabar por aceptarla porque "te suena". Así se jode, querida audiencia, a la opinión pública. Así se la manipula y no con códigos secretos en el fondo de la caja de palomitas.
He tomado como ejemplo ese dato porque lo tenía reciente, pero es aplicable a cada información que se transmite en la prensa, aunque parecen tener cierto gustillo por las estadísticas. Frente a semejantes "profesionales" (aquí sí se han ganado las comillas) de la "información" (aquí tampoco vienen mal), sólo queda una saludable dosis de escepticismos y un poco de pensamiento crítico como defensa (mejor filtrar un poco que nada). Y todavía quieren quitar la asignatura de filosofía... Pero en esto no voy a entrar porque tendría material para una o dos columnas más. Ya le tocará.
Eso sí, me veo obligado añadir, por si los malentendidos, que la única relación del post de Noe y éste es que el suyo me ha recordado el tema. No dejéis de leerlo, sencillamente genial (como el citroen ZX, ¿o era el AX?).
Hablando de filosofía, dos libros recomendados: "Más Platón y menos Prozac" habla muy poco de filosofía para mi gusto, pero da alguna explicación interesante de por qué la filosofía puede ser útil en el mundo actual y "El mundo de Sofía", una interesante introducción a la historia de la filosofía en forma de novela extraña. Al final desvaría un poco pero en general está bien. Que la metafísica os acompañe.
Digamos que la columna de hoy está motivada en gran medida por una nueva genialidad en Noe's World. Me parece un artículo acertado y con ese punto de mala baba que distingue los mejores de su autora, pero por asociación de ideas me han venido unos cuantos conceptillos a la cabeza que no puedo dejar de comentar (llamémosle visión complementaria).
Lo que me ha recordado este artículo es el falseamiento estadístico que se hace alegremente de los datos en todos los medios de comunicación, y cómo una vez más no importa la exactitud de la información, sino excitar al personal (en el mal sentido). A esto, queridos alumnos (si me lo permitís, y si no menudo problema) se le llama sensacionalismo, y a fuerza de insistencia acaba calando en cualquiera que esté expuesto a él. Por ejemplo, en las últimas semanas he oído y leído hasta la saciedad que las mujeres en España cobran un 40% menos que los hombres. Así como suena. Es un dato horrible, y me jugaría mi recién resucitado disco duro a que es cierto o muy cercano a la realidad. Pero analicemos lo que significa:
Lo que se dice aquí es que tomadas dos muestras, una de hombres y otra de mujeres, se haya la media de los sueldos de cada grupo (suma de los sueldos divididas entre el total de personas) y de esto obtenemos la media del grupo de hombres es un 40% superior a la del de mujeres. Suponemos, para evitar complicaciones, que el análisis estadístico está bien hecho (estoy cuestionando la profesionalidad de los periodistas, no de los estadísticos). En ese caso, podemos generalizar que la media de lo que ganan las mujeres españolas es, efectivamente, un 40% menos que la de los hombres. Este dato evidencia que aún hay muchas cosas que deben cambiar y se deben mejorar, pero hay una cosa que NO evidencia en absoluto: las mujeres NO ganan un 40% menos por el mismo trabajo, sino de media en todos los trabajos. La diferencia puede llegar a ser sutil, pero está ahí.
Las explicaciones para esa diferencia en los números son:
- En general, las mujeres sí suelen ganar menos por el mismo trabajo (no lo entenderé en la vida, pero por lo visto hay esa manía), aunque no el susodicho 40% si tenemos en cuenta los datos siguientes.
- En los puestos directivos hay muchas menos mujeres que hombres (otra gran tontería), lo que viene a ser que en los puestos en los que más se gana hay menos mujeres.
- Hay muchos puestos de ingresos bajos "reservados" a mujeres porque tradicionalmente desempeñaban esa tarea, como pueden ser limpiar, cuidar niños, cajeras... Hay hombres en esos puestos, pero que yo sepa, en España hay muchas más mujeres que hombres en esos puestos.
- Hay muchas más amas de casa que amos de casa, cuyo sueldo viene a ser 0 euros al mes con una paga extra de 0 euros en Navidad.
¿Quiere esto decir que las mujeres no lo tienen jodido? NO, NO y NO. Creo que todavía no soy tan imbécil como para llegar a decir semejante tontería. Lo que sí demuestra este breve análisis es lo mucho que gusta a los periodistas (y la duda me corroe sobre si ponerles o no comillas) falsear datos para lograr un titular de impacto, y el peligro que tienen semejantes irresponsables a la hora de ir soltando mierda en nuestro subconsciente. Luego te tropiezas con una gran falacia (y aquí hablo sobre cualquier tema) y puedes acabar por aceptarla porque "te suena". Así se jode, querida audiencia, a la opinión pública. Así se la manipula y no con códigos secretos en el fondo de la caja de palomitas.
He tomado como ejemplo ese dato porque lo tenía reciente, pero es aplicable a cada información que se transmite en la prensa, aunque parecen tener cierto gustillo por las estadísticas. Frente a semejantes "profesionales" (aquí sí se han ganado las comillas) de la "información" (aquí tampoco vienen mal), sólo queda una saludable dosis de escepticismos y un poco de pensamiento crítico como defensa (mejor filtrar un poco que nada). Y todavía quieren quitar la asignatura de filosofía... Pero en esto no voy a entrar porque tendría material para una o dos columnas más. Ya le tocará.
Eso sí, me veo obligado añadir, por si los malentendidos, que la única relación del post de Noe y éste es que el suyo me ha recordado el tema. No dejéis de leerlo, sencillamente genial (como el citroen ZX, ¿o era el AX?).
Hablando de filosofía, dos libros recomendados: "Más Platón y menos Prozac" habla muy poco de filosofía para mi gusto, pero da alguna explicación interesante de por qué la filosofía puede ser útil en el mundo actual y "El mundo de Sofía", una interesante introducción a la historia de la filosofía en forma de novela extraña. Al final desvaría un poco pero en general está bien. Que la metafísica os acompañe.
martes, marzo 07, 2006
Cobayas que no duermen y médicos con piloto automático
Llevo varios días con ganas de escribir pero sin encontrar el momento, y ahora que me pongo me he quedado en blanco. Corolario: voy a escribir sobre lo primero que se me pase por la cabeza, y como estoy delante de la ventana, llueve y suenan Dire Straits. a saber lo que me sale... Avisados estáis.
Una cosa que me pone de los nervios de mí mismo es la facilidad que tengo para escurrir el bulto de lo que quiero hacer, lo cual es una soberana putada. No sé si os pasa alguna vez, pero en mi caso se traduce en que puedo pasarme una tarde entera (o más) haciendo algo que no me apetece en lugar de lo que quiero hacer o lo que debo hacer (sí, a veces puedo ser así de idiota). Así, en gran parte no he escrito antes (ergo he olvidado lo que quería escribir) por vago.
La semana que va (o los últimios diez días) van camino de entrar en mi ranking de temporadas extrañas de mi vida. Tengo constantemente la sensación de que me he equivocado de película, que los personajes me suenan pero que el argumento se me ha torcido (algo así como toda la gente que fue a ver "El bosque" pensando que era de terror) y, para colmo de males, se me está alterando completamente el sueño. Duermo demasiado (o al menos para mi lo es) y me levanto como si el día anterior hubiese corrido la maratón.
Respecto a dormir, quiero aprovechar esta oportunidad para hablar sobre dormir en compañía (y en según que compañía). Cualquiera que lea esto tendrá mucho que decir sobre ronquidos, codazos, guerras por las mantas y demás incidentes del lecho compartido, pero prefiero que mi compañera de cama sea luchadora muay thai antes que dormir solo. La cama más pequeña se hace enorme, y por calentito y a gusto que te encuentres eso no es un hogar ni es nada (supongo que cambiaré de opinión cuando llegue el verano).
Visto que me empiezo a ir por los cerros de Úbeda, pasaré a comentar que si hay algún hipocondríaco adicto a las vacunas leyendo estas líneas, se pase por la facultad de Sociología de A Coruña estos días, seguro que lo pinchan antes de darle el buenos días. Me explico: hoy he ido a ponerme la famosa vacuna contra la meningitis (aunque estoy convencido de que mi neurona o es inmune o vive en empanada mental continua) aprovechando que pasan por la universidad con una campaña de vacunación en masa (soy vago hasta para eso). El único dato que te piden para vacunarte, el ÚNICO, es la edad: no necesitas ni cartilla, ni DNI, ni dejar tu nombre ni nada. De hecho ni la edad te piden: llegas, te pinchan y cuando te han metido la aguja hasta la médula te preguntan la edad. Supongo que si nuestro querido amigo anónimo, hipocondríaco y adicto a los pinchazos tiene más de treinta y tantos tacos o va más de cinco veces al día puede resultar sospechoso, pero si sabe tomárselo con calma puede conseguir que lo agujereen unas tres veces al día durante el tiempo que dure la campaña (estimación a bote pronto, sin rigor científico). Calculando que a todo el mundo que conozco se le ha hinchado la zona del pinchazo (yo aún no he podido comprobarlo, y además todo el mundo sabe que tengo factor curativo), nuestro anónimo cobaya puede acabar con una reacción de tres pares de <órgano sexual preferido en plural>. No sé si un shock anafiláctico es lo que procede en estos casos, pero con semejante nivel de filtrado de las víctimas, me extraña que no haya algún universitario por el campus que se desplome y empiece a soltar espuma por la boca.
Si alguien tiene algún buen consejo sobre normalización de horarios, que lo envíe, que está en juego el "II Chocapic de Oro" en la historia de este blog. He de aclarar que de oro, lo que se dice de oro, en realidad no va a ser. Tenía pensado entregarlo al natural, pero si a alguien le hace ilusión, todavía me queda pintura dorada de carnaval... (ojo, no os lo comáis, niños). Como ya me parece estar oyendo a Noe reclamar su chocapic, aclarar que son simbólicos, pero que al llegar a tres, vale por una tarta de queso (y si con eso no se contenta voy a tener que coger el spray dorado...).
Como así a lo tonto me estoy metiendo en camisas de once varas, lo dejo hasta la próxima. Pronto pondré la lista de nominados, hasta entonces "Que la vacuna os proteja" (si lo dijera Alec Guinness acojonaría).
Una cosa que me pone de los nervios de mí mismo es la facilidad que tengo para escurrir el bulto de lo que quiero hacer, lo cual es una soberana putada. No sé si os pasa alguna vez, pero en mi caso se traduce en que puedo pasarme una tarde entera (o más) haciendo algo que no me apetece en lugar de lo que quiero hacer o lo que debo hacer (sí, a veces puedo ser así de idiota). Así, en gran parte no he escrito antes (ergo he olvidado lo que quería escribir) por vago.
La semana que va (o los últimios diez días) van camino de entrar en mi ranking de temporadas extrañas de mi vida. Tengo constantemente la sensación de que me he equivocado de película, que los personajes me suenan pero que el argumento se me ha torcido (algo así como toda la gente que fue a ver "El bosque" pensando que era de terror) y, para colmo de males, se me está alterando completamente el sueño. Duermo demasiado (o al menos para mi lo es) y me levanto como si el día anterior hubiese corrido la maratón.
Respecto a dormir, quiero aprovechar esta oportunidad para hablar sobre dormir en compañía (y en según que compañía). Cualquiera que lea esto tendrá mucho que decir sobre ronquidos, codazos, guerras por las mantas y demás incidentes del lecho compartido, pero prefiero que mi compañera de cama sea luchadora muay thai antes que dormir solo. La cama más pequeña se hace enorme, y por calentito y a gusto que te encuentres eso no es un hogar ni es nada (supongo que cambiaré de opinión cuando llegue el verano).
Visto que me empiezo a ir por los cerros de Úbeda, pasaré a comentar que si hay algún hipocondríaco adicto a las vacunas leyendo estas líneas, se pase por la facultad de Sociología de A Coruña estos días, seguro que lo pinchan antes de darle el buenos días. Me explico: hoy he ido a ponerme la famosa vacuna contra la meningitis (aunque estoy convencido de que mi neurona o es inmune o vive en empanada mental continua) aprovechando que pasan por la universidad con una campaña de vacunación en masa (soy vago hasta para eso). El único dato que te piden para vacunarte, el ÚNICO, es la edad: no necesitas ni cartilla, ni DNI, ni dejar tu nombre ni nada. De hecho ni la edad te piden: llegas, te pinchan y cuando te han metido la aguja hasta la médula te preguntan la edad. Supongo que si nuestro querido amigo anónimo, hipocondríaco y adicto a los pinchazos tiene más de treinta y tantos tacos o va más de cinco veces al día puede resultar sospechoso, pero si sabe tomárselo con calma puede conseguir que lo agujereen unas tres veces al día durante el tiempo que dure la campaña (estimación a bote pronto, sin rigor científico). Calculando que a todo el mundo que conozco se le ha hinchado la zona del pinchazo (yo aún no he podido comprobarlo, y además todo el mundo sabe que tengo factor curativo), nuestro anónimo cobaya puede acabar con una reacción de tres pares de <órgano sexual preferido en plural>. No sé si un shock anafiláctico es lo que procede en estos casos, pero con semejante nivel de filtrado de las víctimas, me extraña que no haya algún universitario por el campus que se desplome y empiece a soltar espuma por la boca.
Si alguien tiene algún buen consejo sobre normalización de horarios, que lo envíe, que está en juego el "II Chocapic de Oro" en la historia de este blog. He de aclarar que de oro, lo que se dice de oro, en realidad no va a ser. Tenía pensado entregarlo al natural, pero si a alguien le hace ilusión, todavía me queda pintura dorada de carnaval... (ojo, no os lo comáis, niños). Como ya me parece estar oyendo a Noe reclamar su chocapic, aclarar que son simbólicos, pero que al llegar a tres, vale por una tarta de queso (y si con eso no se contenta voy a tener que coger el spray dorado...).
Como así a lo tonto me estoy metiendo en camisas de once varas, lo dejo hasta la próxima. Pronto pondré la lista de nominados, hasta entonces "Que la vacuna os proteja" (si lo dijera Alec Guinness acojonaría).
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