sábado, octubre 14, 2006

Prostitución cultural (2ª parte)

En episodios anteriores había esbozado en qué caldo de cultivo se mueven la cultura por estos parajes. Me dejé llevar por ese esbozo y terminé por dedicarme sólo al terrorismo lingüístico al que unos pocos están sometiendo a mi lengua natal. En realidad, todo aquello no era sino una introducción al tema que quería atacar, y que luego tuvo que ceder el paso a alguno que otro que se me cruzó entre ceja y ceja.

Llamémosle prostitución cultural, intento de timo o sablazo en toda regla. En cualquier círculo en el que nos movamos siempre hay gente mediocre (cuando no completamente inútil) y avispadilllos que gustarían de trincar cuanto pudiesen sin tener que ganárselo. Estos dos perfiles son realmente terribles cuando coinciden en tiempo y espacio para habitar el cuerpo (o lo que queda de mente) de alguna persona. Así, la mediocridad de nuestro sujeto le impide destacar en su campo, o simplemente ganarse los garbanzos. El recurso lógico sería el suplir la falta de talento con trabajo, para conseguir la superación personal y profesional, o abandonar dignamente el campo en el que nos movemos, en lugar de tratar de calzarse un sombrero tres tallas más grandes.

Nuestro querido "artista", sin embargo, ha descubierto la lucrativa "opción C": ¿por qué no aprovechar la estupidez y falta de valor del que corta el pastel? A lo que antes era una obra mediocre, se añaden unas pinceladas de cultura local (convenientemente adulterada para barrer hacia casa del patrón) y trincamos de la saca como paladines del resurgimiento cultural autóctono.

Y algunos estudiando carreras o trabajando catorce horas diarias, cuando la solución es tan fácil. Si escribes una mala novela, tradúcela al gallego, que tendrá más salida. Si pintas un cuadro infumable véndelo como alegoría de a)El Prestige b)La opresión centralista c)El daño que han causado los incendios. Lo mismo sirve para escultura y demás manifestaciones "artísticas". Ni siquiera tienes que dominar ninguna disciplina: haz lo que te venga en gana y di que es una "performance" sobre "el patético lirismo de la angustia vital de la mariscadora ante los vientos del mar, con la emigración como telón de fondo", o alguna que otra gilipollez. Recuerda que se cual sea el tamaño de la estupidez, siempre puede ser superada por la de un concejal, conselleiro, delegado... con un talón oficial de gastos a su nombre. Sólo tienes que envolverla en palabras grandilocuentes vacías y ponerle un lacito.

Mira que pronto hemos acabado con la pobreza en Galicia (fumándonos cualquier principio de conservación, que seguro que también abundan en economía). Así, estas dos figuras, el artista-oportunista y el político-gañán entran en un circuito de retroalimentación que les lleva a niveles estratosféricos de estupidez e hipocresía. Uno no va a morder la mano que le da de comer, y se cuidará de lamerle el culo. El otro se ve atrapado en el síndrome de "Traje del emperador", y para no desentonar, corresponde a la lengua de su colega con la propia. Y así a lo tonto hemos redefinido el sesenta y nueve.

Ahora bien, cuidado. Esto está encuadrado en Galicia, porque es lo que yo conozco, pero echad un ojo alrededor, y veréis que toda España es a la cultura lo que Marbella al urbanismo. Hoy mismo he oído un comentario sobre los libros que concursan al premio planeta, que venía a decir: "... hay un poco de todo, pero abunda la temática sobre la Guerra Civil y el franquismo..." (traducción libre). Ah, el franquismo, ese bello comodín para cualquier obra de timo cultural. Ya podemos ver venir las exaltaciones de lo buenos que eran los republicanos, ya veo a ese Darth Vader comandando a los nacionales, fusilando a todo el que asomaba la cabeza, mientras nuestros héroes contestan a las balas con un "qué malo eres" y heroicas victorias en inferioridad numérica pero disparando siempre de frente. Claro que nunca fusilaron, torturaron, saquearon ni violaron. Eran los buenos, por Dios. No hay más que ver en cualquier peli de Disney que los buenos no hacen esas cosas...

Tampoco está nada mal esa medida propuesta de cobrar más caras las pelis extranjeras. Pase que el cine americano intenta arrasar por avalancha todo lo que coge por delante, pero no se trata de eso. Mal que les pese a los "cineastas" patrios, ellos no están moviendo un dedo por dar al público lo que quiere, porque la parte de industria de su negocio se lo pide. ¿Pretenden acaso que vayamos a ver pelis de las que normalmente pasaríamos porque no nos alcanza para la que queremos ver? Hombre, las ofertas siempre han hecho furor en este país, pero creo que son demasiado optimistas. Mejor no sugerimos que intenten conectar más con el público, ¿no? Porque aquí nuestros compadres juegan con la bicefalia del cine: "es arte, así que mis principios no me permiten cambiar mi obra..." y "es que así no hay forma de ganar dinero...". Pongamos las cosas claras, si lo que te importa es tu arte, echa un ojo a la cantidad de artistas que murieron de hambre o que malvivían o trabajaban en alguna otra cosa para pagarse el almuerzo. Si lo que te importa es la industria, oferta y demanda, amigo. Da al público lo que quiere a un precio que esté dispuesto a pagar y que te dé margen de beneficios. Tampoco es tan difícil, pero requiere la palabra maldita: trabajo. Y más aún, ingenio, dedicación, inventiva, coraje, riesgo... Mejor darse al timo.

La verdad es que para hacer todo esto más honrado, deberíamos dejarnos de tanto encubrimiento cultural y hacer de España aquello que se ha ganado a pulso: el nuevo valle de San Fernando. Así tendríamos una sana y honrada industria del porno que alimentaría a nuestros "artististillas". Al fin y al cabo la mediocridad de nuestros escritores bastaría para los guiones. Tenemos suficientes directorzuelos para abastecer a la mitad del mercado mundial y actores... si no nos importa el toque "gonzo" tenemos suficiente material. Al fin y al cabo, todos estos "profesionales" ya tienen dominada el arte de la felación.

Y ahí tenéis la pregunta de la semana ¿arte mediocre o porno honrado?

jueves, octubre 05, 2006

Apnea

Manteniendo el tono informal que me caracteriza me voy a saltar olímpicamente la definición de apnea (si tenéis curiosidad mirad la Wikipedia). Así por encima, podemos decir que la apnea es un trastorno del sueño que consiste en dejar de respirar durante determinados intervalos de tiempo. Es decir, tú respiras feliz a tu ritmo y de repente... ¡ahora no! Y te tiras puede que incluso un minuto hasta que se te da por recuperar el ritmo. Los médicos achacan a la apnea un buen montón de trastornos vitales, puesto que por lo visto no descansas nada bien si te pasas toda la noche respirando como el intermitente de María (ahora sí, ahora no). Es decir, que aparte de ir asociado generalmente a los ronquidos, puede ser una pequeña putada cotidiana.

¿Y para qué os cuento esto? Estoy tentado de montar una encuesta, creo que las opciones más votadas serían que quiero montar una asociación de afectados y desfalcar la tesorería o que ya se me ha acabado lo que quiero contar y para llenar el vacío busco en las enciclopedias. Si esto último es cierto, tened miedo, apnea aún está en la "A".

No, no se trata de ninguna de esas cosas. Sí es posible que padezca apnea puesto que por lo visto ronco en plan gran Caruso, capaz de romper cristales. La que si que me lleva un tiempo tocando la moral es la "apnea vital", término que acabo de acuñar para describir en general el ritmo de mi vida. Resumiendo, el sujeto de nuestro experimento tiene su vida montada y organizada, pero a intervalos semirregulares tiene que interrumpirla, con el consiguiente malestar acumulado cuando se restablece de nuevo. Las interrupciones duran generalmente poco (dos días) y no son muy frecuentes (unas dos al mes), pero de vez en cuando pueden llegar a los 15 días, e incluso se tiene constancia de casos de dos meses. Os podéis imaginar que el ronquido al volver a respirar alcanza algo así como un ocho en la escala Richter, con lo que a la jodienda del vita interrupta hay que sumar un jet lag proporcional a la duración del parón.

A estas alturas puedo decir y tengo ganas de gritar que estoy hasta las narices de tanto ligero y sabroso paréntesis. Si quiero parar, quiero parar cuando yo lo decida y para lo que yo quiera. Lo que no me apetece lo más mínimo es perder de vista a buena parte de mi gente más querida a intervalos regulares, sobre todo durante esa época en la que prefieres estar con ellos. Estoy harto. Creo que mi cordura aguantará este año, pero no prometo nada a partir de aquí, así que ya he sacado los planos azules y me he avalanzado sobre ellos para ir trazando las líneas maestras de un plan que me permita vivir de mí y para mí desde dentro de unos meses.

Rendir cuentas ya no mola. En estos momentos sólo hay dos personas a las que esté dispuesto a darle explicaciones de mi vida, y a los dos nos trae sin cuidado. Lo mejor que se puede sacar de todo esto es que he decidido dejar de ir de copiloto y conducir, para variar. Lo malo es que estoy roto después de años de no descansar debidamente por la jodida apnea...

Si no me quedo dormido al volante, este promete ser un gran año. Manténganse a la escucha.