miércoles, septiembre 12, 2007

De vuelta a las trincheras

Pues sí, señores y erizas. Después de mi fulgurante aventura a las órdenes del tío Sam, he decidido reengancharme, así que vuelta a las escaramuzas.

En esta ocasión ya cuento con cierta experiencia, y al parecer he aterrizado en un ejército con más medios . Basta decir que en lugar de cargarme charlies con un palillo, me han dado un arma y todo (¡ay! si añadiesen balas...).

La llegada siempre es emocionante. Después de firmar, me viene a recoger la teniente O'Neal en persona. Me da un garbeo por el cuartelillo y me presenta a la plana mayor de los oficiales. Tanto galón junto puede provocar indigestión, pero de momento salgo vivo y entero del encuentro. Acto seguido me comunican que durante los próximos meses voy a estar prestando apoyo a otra compañía, así que me presenta a la sargento. Mi sargento me hace una nueva ronda, en esta ocasión, con los demás sargentos y suboficiales. Después de compartir unos cuantos chistes y cotilleos con gente a la que a partir de mañana tendré que saludar cuadrándome, decide explicarme la situación:
- A ver, soldado, ¿conoce usted la república de Bananistán?
- Así en frío, mis sargento...
- Sí, hombre, que antes se llamaba Bananalandia.
- ¡Ah, Bananalandia...! los que exportaban plátanos, ¿no?
- Sí, plátanos... Bueno, pues son uno de nuestros aliados tácticos y tienen problemas, así que nos toca mojarnos el culo. Como parte de nuestro acuerdo de colaboración, nos compran el cañón de asalto MAT-A-MAT-A47, a cambio de una generosa suma de plátanos, pero como no quieren devaluar su materia de exportación, nos lo compran a plazos: una piña de plátanos y les montamos un trozo, otra piña y hacemos unas reparaciones... Total, que el cañón que tienen ahora está montado con la mitad de las piezas y sin tornillos.
- Bueno, es cosa de ir montando lo demás y...
- No, soldado. Lo querían operativo en la primera entrega, así que está funcionando y disparando.
- ¿Sin tornillos? Pero eso es un suicidio...
- Nunca discutas con un aliado, eso es cosa de los jefes... Tu misión consiste en hacer los apaños necesarios en el cañón, para que quede operativo y seguro.
- Bueno, por lo menos han entrado en razón.
- Negativo. Tienes dos piñas de plátanos. Haz reparaciones hasta que se agoten, luego lo dejas, pero que quede plenamente funcional.
- ¡Sus órdenes, mi sargento!
- Tendrás un compañero en esta misión...
- Menos mal, porque así, en frío, sin conocer el cañón ni nada...
- ... que se incorporará en dos semanas. Mientras tanto estás solo.
- ... (Y jodido, cabe añadir).
- De momento ve planeando las reparaciones y estudiando como está montado el cañón. ¡AR!

Cuando recuperé el color en las mejillas me encontraba rodeado de caras casi desconocidas, con los planos de IKEA del cañoncito de marras, intentando averiguar si el tornillo Gesterfeizcer es lo que el resto de los mortales conocemos como Allen...

Conforme pasaban los días, fui conociendo a más gente de mi nueva unidad:
  • Pete: El payaso oficial del grupo. Si esto fuese una peli bélica (y lo parece) es el soldado chistoso que en la penúltima escena te cuenta que tiene una preciosa novia esperándolo en Alabama justo antes de que se lo carguen de un tiro de mortero. Con la boca en una media sonrisa perpetua, nunca sabes si va a soltar un chistecito o a quejarse de lo jodidos que andamos.
  • Joe: Con unos años encima sería el típico sargento chusquero. Bajo, fuerte, compacto, el tío desprende solidez y seriedad. Empezó en el ejército de recadero y ha llegado a cabo. Se ve que está muy curtido.
  • Abe: Compoarte muchas carácterísticas con Joe. También desprende solidez y da confianza, pero suele dejar más a la vista su vena sarcástica, para aliviar la tensión.
  • Vic: Este es de Inteligencia seguro. Tiene más porte que cualquiera de los oficiales, y sin embargo te suele hacer reír en cualquier momento.
  • Andy: Mercenario, su contrato está a punto de vencer. Siendo tan pequeño tiene que ser bueno, o aquí no habría durado.
  • Serge: Operador de comunicaciones. Es el mejor en lo que hace, o le gusta dar esa impresión.
  • Ford: Mi compañero de fatigas en el chollo de Bananistán. Un profesional con un brillante futuro como oficial. El primer día que se incorporó desmanteló dos puestos de ametralladoras de los charlies mientras yo leía las instrucciones de mi fusil. Ahí es nada.
A pesar de lo que parece me he ido haciendo al cañón, y ya soy casi un experto, aunque me haya tenido que conseguir los planos en el mercado negro, porque la sargento no me los ha podido suministrar. Los charlies van cayendo, aunque los bananistaníes piden nuevas mejoras cada día y los plátanos son los mismos que al principio.

Corto y cierro.