Una mañana de julio me despertó una llamada:
"Soldado, el tío Sam le necesita. Su misión, si decide aceptarla, consistirá en infiltrarse tras las líneas enemigas para reparar el derivador de forlayos y reajustar el condensador de fluzo. Una misión rutinaria".
Me habían pillado dormido, así que balbuceé algo sobre consultarlo con mis superiores, que opinaron que la nueva misión podía curtirme un poco, así que decidí aceptarla.
Mis primeros días sobre el terreno eran como la llegada de Forrest Gump a Vietnam: playa y barbacoas, y el teniente Dan enseñándome el cotarro: "Coser y cantar muchacho. Tú pégate a mi culo y saldrás de aquí entero y con material para entretener a tus nietos".
El teniente Dan asomaba poco la nariz, pero mis compañeros me comentaban que tenía muchas responsabilidades con las altas esferas de oficiales, y yo me preguntaba como se supone que iba a arreglar el derivador de forlayos desde la playa.
Asi transcurrió el tiempo. El clima era agradable y los Charlies no parecían tener interés en molestarnos: estábamos de veraneo. Entretanto, yo estudiaba concienciudamente los planos del condensador de fluzo y del derivador de forlayos, memorizando coordenadas, circuitos puntos críticos e incluso el número de tornillos de cada uno. Principalmente, se trataba de tener la conciencia a raya.
La primera señal de alarma llegó con un fallo eléctrico. "Mierda, sin luz no puedo estudiar los planos. Esperaré a mañana". Pero durante un par de semanas ya no amaneció. Esto tenía que ser un nuevo truco de los Charlies, al fin y al cabo, no serían tan torpes los nuestros como para cortarnos la luz y arrojarnos una cortina de humo, ¿no? Con esto sí que la habíamos jodido, ya ni siquiera podía callar mi conciencia, que me repetía que no hacía nada. "Bueno, de los Charlies que se ocupen los demás. Yo sólo vengo a por el derivador de forlayos".
Cuando se hizo la luz, el teniente Dan asomó por allí. Repartió palmadas en la cabeza, sonrisas y confianza. Luego se encaminó a mi y me preguntó por el estado de los forlayos y el fluzo.
"Verá señor, que aquí no se veía tres en un burro, y los cacharros están veinte kilómentros adentro del territorio enemigo..."
"Bueno, chico, un fallo lo tiene cualquiera. ¿Quién no ha confundido alguna vez un objetivo? Una putada lo de dos semanas en el dique seco. Por cierto, los forlayos y el fluzo, para el jueves, gracias, que atacan los Charlies los necesitamos operativos.
"Jefe, ¿y a quién manda conmigo?"
"Estamos escasos de personal, así que te vas tú con tu maletín de herramientas, un machete y tus dos cojones"
Peor compañía había tenido en otras ocasiones, así que con resignación comencé a avanzar por territorio enemigo, metro a metro, metido en barro hasta las cejas.
El tedio inicial se volvió locura cuando comenzó la ofensiva Charlie. Perdí la cuenta de los enemigos que tuve que despachar a machete, con el corazón marcando nuevos récords de velocidad y potencia. "Si salgo de esto, invento el motor a adrenalina". Cuando todo parecía perdido oí una voz familiar que me llamaba:
"¡Arriba, chaval! Yo te cubro, tú dale al fluzo". Era el teniente, fusil en ristre y rodilla en tierra, noqueando Charlies según asomaban la jeta, y yo con un destornillador, un alambre y un palillo reparando millones en tecnología militar...
Los minutos se alargaron hasta pesar como días, y habría perdido la cuenta del tiempo que pasó si alguna vez la hubiese llevado. Mis manos operaban en modo automático, mientras que lo único que percibía del exterior era el tronar del fusil del teniente, que ya sonaba cansado.
"¡Eureka!". En medio del éxtasis ya alucinaba con un Arquímedes vestido de Rambo, pero lo había conseguido, el condensador de fluzo ya estaba alineado con los satélites. Sólo quedaba el derivador de forlayos...
Mientras nos arrastrábamos semiinconscientes hacia las coordenadas marcadas, el teniente hacía recuento:
"¡Mierda! Sólo me queda un cargador. Espero que no tardes mucho..."
Genial, menos mal que no me metía presión, el jodío. Hecho lo del fluzo, el derivador de forlayos era rutinario. Aprieta un tornillo, enrrosca el alambre, pinza el reset con el palillo y haz un puente con tu propio empaste sujetado por un chicle.
"¿Funciona?"
"Sí, aunque el canal plus no lo decodifica..."
"¡Dita sea! A ver quien aguanta al pelotón sin porno... Venga, vámonos cagando leches..."
[...]
Conclusiones de mi experiencia:
- Cuando las cosas se ponen feas, descubres lo sumamente productivo que puedes llegar a ser.
- Aún queda algún jefe que se moja el culo en las trincheras, aunque estén en vías de extinción.
- Cualquier solución bajo presión funciona, pero ten por seguro que volverá para atormentarte en las noches de tormenta.
- Tener los huevos de corbata tiene dos efectos colaterales: te molesta al tragar saliva y te impide escribir un blog.
Ahí os queda eso
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5 comentarios:
¡Fantástico! Este post me ha gustado mucho =). Además de reajustador de condensadores de fluzo, escribes de **** madre =D
No es por chinchar, pero lo de que tienes 24 años lo tienes que quitar ya, que no cuela (¿¿quitándote años ya tan pronto??)xDDDDD
Ok, me autocomento por alusiones. En primer lugar, sepan todos los lectores que para sacarme los colores, el camino más rápido es el que ha tomado nuestra amiga Noe en su primer comentario.
En segundo lugar, había estado un poco vago para actualizar los detalles, pero ya está. Aunque, acudiendo a aquello de "paja en ojo ajeno y viga en el propio", y puesto que supone un agravio comparativo, ¿por qué no le das un tirón de orejas al amigo octarión?
Andaaaaa...pues, es una muestra de que los spaces de msn son una kk, porque en teoría le tienen que actualizar la edad...
Muy bueno XDDD
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