- Entrevistas de trabajo. Con mi firme intención de dejar de vivir de la sopa boba, he enviado currículums a todo lo que se movía (me veo aceptando curro en un prostíbulo, como aquella célebre alemana...) y estos amables señores han tenido la brillante idea de decidir entrevistarme justo en época de exámenes (el don de la oportunidad, ese gran desconocido). Os aseguro que es muy divertido preparar un examen de Compiladores pensando en qué tal te irá la entrevista, y si entre el lote de curricula (¡toma plural latino!, a rentabilizar segundo de B.U.P.) y expedientes que habrán recibido, el mío destacará (y si lo hará por arriba o por abajo...).
- Notas por salir. Eso, rondándote el fantasma de las navidades pasadas ("uuuhhhh... vas a suspender...").
- Mudanza. Por si no lo he comentado antes, me cambio de piso (bye, bye, horno), así que tendré que hacer una mudanza en breve. Lo peor es que justo el día 30 tengo una boda, por lo que ese fin de semana (el ideal) no podrá ser... Habrá que ingeniárselas contra reloj a la vuelta de la boda, y buscando tiempo entre lo que me deje el trabajo (si es que lo consigo, asco de expediente...).
Marchando una tapita, camarero... Nos vemos en los bares.