lunes, enero 19, 2009

Alí, príncipe Alí...

No es mi intención aquí, a pesar de lo que pueda parecer, llamar ladrones a las entidades de gestión de derechos de autor, ni a sus lobbies de presión. No al menos en su variante económica.

Lo que me preocupa es que se nos quieran robar derechos, no monedas. Mi opinión siempre se inclina del lado de la una mayor libertad. Respeto por encima de muchas otras cosas el conocimiento, y considero que las restricciones sobre el conocimiento rara vez son buenas, ni siquiera en casos extremos.

El fin de un libro es ser leído, el de un disco, ser escuchado y una película ser vista. Por supuesto su autor tiene derecho a ganarse la vida con su obra, pero ese derecho no es mayor que el que yo (o tú, o quién sea) tengo a compartir, a mi intimidad y al secreto de mis comunicaciones.

Hay mil razones por las que la normativa de los famosos tres avisos "a la Sarkozy" me parece mala, y que el ministro de Cultura me la quiera meter por la garganta no me levanta precisamente simpatía. Dice que prepara una normativa "antipopular" respecto al P2P y la protección de los derechos de propiedad intelectual. Dos apuntes:
- Estimo que, en democracia, una norma no debería poder ser antipopular. Si la mayoría de la gente está contra esa norma, el legislador debería replanteársela. En todo caso, una supuesta norma "antipopular" sólo podría "salvarse" si beneficiase a más gente de la que perjudicase. No creo que haya ningún razonamiento consistente que pueda defender esto sobre la doctrina Sarkozy.

- Hay muchos derechos y deberes en una sociedad, pero hasta cierto punto, pueden y deben priorizarse. Por ejemplo, el derecho a la vida me parece incuestionablemente el más importante (para defender ningún otro derecho se debería pasar por encima del derecho a la vida. De los tres derechos que he expuesto antes (compartir, intimidad y secreto [privacidad] en las comunicaciones), al compararlo con el derecho del productor de cultura a vivir de su obra, puede haber duda en cuanto al primero (¿qué es más importante? ¿que un escritor pueda vivir de su obra o que yo pueda prestarte su último libro?). Sin embargo, creo que más allá de toda duda, cualquier ciudadano tiene derecho a su intimidad y a que nadie, salvo que lo ordene expresa y debidamente un juez, pueda inmiscuirse en sus comunicaciones. No creo, pues, que haya razón para que la compañía que me provee de mi servicio de conexión a Internet pueda espiar sistemáticamente mis comunicaciones con el fin de intentar averiguar si comparto alguna obra protegida por los derechos de autor.

Esto pretendía ser una entrada corta acerca de una iniciativa que persigue dar un toque de atención sobre esta situación a través de la petición de dimisión del ministro de Cultura, pero se me ha ido de las manos.

http://molinapirate.blogspot.com/2009/01/siempre-quitando-todos-para-dar-los.html

http://molinapirate.blogspot.com
http://twitter.com/molinapirate

Me da igual esta iniciativa que cualquier otra que se lance al respecto, pero no considero que se deba pasar por alto el hecho de que se intente atropellar un derecho de los ciudadanos. Pensad en ello y protestad. Que por una vez se oiga a la gente.

O tal vez no. Este era mi granito de arena. La pelota es vuestra.

2 comentarios:

Professor Stephen Falken dijo...

Molina vete ya !!!!

Iván Núñez dijo...

Me da la impresión de que se van a poner de moda las comunicaciones encriptadas "No señor, yo no estaba compartiendo música y películas, estaba participando en un proyecto conjunto para descubrir extraterrestres"... a ver quién te dice que no.

Había una historia que venía a cuento sobre el comportamiento de esta gentuza... pero va a ser muy larga para un comentario XD