lunes, enero 12, 2009

Hinchamiento de esferas

Concretamente, las pelotas. Se me están hinchando cosa mala cuando leo toda la gilipollez que me encuentro.

Pero por deformación profesional, seguiré un enfoque "divide y vencerás". Hoy me centraré en los pedantes de tres al cuarto.

Todos conocemos pedantes, en cualquiera de los círculos en los que podemos movernos, pero, como no, al amparo de la web 2.0 ha surgido una nueva especie. En un alarde de originalidad, le llamaremos el pedante 2.0.

El pedante 2.0 necesita exhibir un buen lote de conocimiento copipasteado directamente de la wikipedia. Tiene que usar extranjerismos, préstamos y toda clase de abominaciones lingüísticas, simplemente para conseguir sonar un poco más cool (¡coñe! ¿me estoy convirtiendo en uno de ellos?).

Pero de entre todas estas manías, la que ha colmado mi mini-vasito de paciencia es la forma de usar los topónimos de estos negados de incógnito. Tienen una fijación patológica por usar los topónimos en su idioma original. No me malinterpretéis, como gallego me rechina leer cosas como "Villagarcía", "La Coruña" o "Sanjenjo" (son como un tenedor rascando en un plato), pero sólo tenéis que daros una vuelta por los comentarios de cualquier noticia de la portada de meneame.net para comprobar de qué hablo. A la gente se le llena la boca hablando de Jerusalem (Jerusalén), Catalunya (Cataluña), Beijing (Pekín) o (dolor de mis ojos) Galiza (que ni siquiera es el único topónimo oficial y que sólo he oído en la vida real a engañabobos vendepatrias).

Puede que no os parezca tan grave, y quizá no lo sea. Sin embargo la parte que más me revuelve la bilis es que no lo hagan con todos los topónimos. ¿Por qué, oh amos de la sabiduría y amantes de las lenguas ajenas a la vuestra no habláis de "London", "Москва", "Wien", "Bruxelles" o "Brussel" o "Brüssel"? (Londres, Moscú, Viena, Bruselas).

Si hay algo que no soporto es la incoherencia. Pero claro, si nuestro querido gañancete hiciese su comentario con amago de sarcasmo de grano grueso mencionando "London", cualquiera que lo leyese se descojonaría en sus barbas y lo señalaría como el gañán que es (estamos demasiado acostumbrados a oír Londres). Sin embargo con "Jerusalem" (desgraciadamente muy repetido estos días) o con cualquier otro sitio un poco más exótico, logran darse algún aire de estar muy "viajados" y de "cuánto mundo tiene este tipo", que normalmente puede verse reforzado con el Síndrome del Traje Nuevo del Emperador.

No encuentro ninguna conclusión a este saco de bilis que acabo de escupir aquí, no hay conclusión. Me he desahogado y os ha tocado a vosotros. Hasta otra.

1 comentario:

Professor Stephen Falken dijo...

Putos aprendices de charlatán.
Lo bien que iban a estar esos capullos en una cantera picando piedra y filosofando sobre si pico y pala o pala y pico.