martes, marzo 07, 2006

Cobayas que no duermen y médicos con piloto automático

Llevo varios días con ganas de escribir pero sin encontrar el momento, y ahora que me pongo me he quedado en blanco. Corolario: voy a escribir sobre lo primero que se me pase por la cabeza, y como estoy delante de la ventana, llueve y suenan Dire Straits. a saber lo que me sale... Avisados estáis.

Una cosa que me pone de los nervios de mí mismo es la facilidad que tengo para escurrir el bulto de lo que quiero hacer, lo cual es una soberana putada. No sé si os pasa alguna vez, pero en mi caso se traduce en que puedo pasarme una tarde entera (o más) haciendo algo que no me apetece en lugar de lo que quiero hacer o lo que debo hacer (sí, a veces puedo ser así de idiota). Así, en gran parte no he escrito antes (ergo he olvidado lo que quería escribir) por vago.

La semana que va (o los últimios diez días) van camino de entrar en mi ranking de temporadas extrañas de mi vida. Tengo constantemente la sensación de que me he equivocado de película, que los personajes me suenan pero que el argumento se me ha torcido (algo así como toda la gente que fue a ver "El bosque" pensando que era de terror) y, para colmo de males, se me está alterando completamente el sueño. Duermo demasiado (o al menos para mi lo es) y me levanto como si el día anterior hubiese corrido la maratón.

Respecto a dormir, quiero aprovechar esta oportunidad para hablar sobre dormir en compañía (y en según que compañía). Cualquiera que lea esto tendrá mucho que decir sobre ronquidos, codazos, guerras por las mantas y demás incidentes del lecho compartido, pero prefiero que mi compañera de cama sea luchadora muay thai antes que dormir solo. La cama más pequeña se hace enorme, y por calentito y a gusto que te encuentres eso no es un hogar ni es nada (supongo que cambiaré de opinión cuando llegue el verano).

Visto que me empiezo a ir por los cerros de Úbeda, pasaré a comentar que si hay algún hipocondríaco adicto a las vacunas leyendo estas líneas, se pase por la facultad de Sociología de A Coruña estos días, seguro que lo pinchan antes de darle el buenos días. Me explico: hoy he ido a ponerme la famosa vacuna contra la meningitis (aunque estoy convencido de que mi neurona o es inmune o vive en empanada mental continua) aprovechando que pasan por la universidad con una campaña de vacunación en masa (soy vago hasta para eso). El único dato que te piden para vacunarte, el ÚNICO, es la edad: no necesitas ni cartilla, ni DNI, ni dejar tu nombre ni nada. De hecho ni la edad te piden: llegas, te pinchan y cuando te han metido la aguja hasta la médula te preguntan la edad. Supongo que si nuestro querido amigo anónimo, hipocondríaco y adicto a los pinchazos tiene más de treinta y tantos tacos o va más de cinco veces al día puede resultar sospechoso, pero si sabe tomárselo con calma puede conseguir que lo agujereen unas tres veces al día durante el tiempo que dure la campaña (estimación a bote pronto, sin rigor científico). Calculando que a todo el mundo que conozco se le ha hinchado la zona del pinchazo (yo aún no he podido comprobarlo, y además todo el mundo sabe que tengo factor curativo), nuestro anónimo cobaya puede acabar con una reacción de tres pares de <órgano sexual preferido en plural>. No sé si un shock anafiláctico es lo que procede en estos casos, pero con semejante nivel de filtrado de las víctimas, me extraña que no haya algún universitario por el campus que se desplome y empiece a soltar espuma por la boca.

Si alguien tiene algún buen consejo sobre normalización de horarios, que lo envíe, que está en juego el "II Chocapic de Oro" en la historia de este blog. He de aclarar que de oro, lo que se dice de oro, en realidad no va a ser. Tenía pensado entregarlo al natural, pero si a alguien le hace ilusión, todavía me queda pintura dorada de carnaval... (ojo, no os lo comáis, niños). Como ya me parece estar oyendo a Noe reclamar su chocapic, aclarar que son simbólicos, pero que al llegar a tres, vale por una tarta de queso (y si con eso no se contenta voy a tener que coger el spray dorado...).

Como así a lo tonto me estoy metiendo en camisas de once varas, lo dejo hasta la próxima. Pronto pondré la lista de nominados, hasta entonces "Que la vacuna os proteja" (si lo dijera Alec Guinness acojonaría).

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Asias! ¡me ví a poné colorá! ^_^