Buffffff!!! Me siento como si me hubiese peleado durante todo el día con un tigre (técnicamente lo he hecho). Me he aventurado a trastear con MacOS en x86, y aún me estoy recuperando del susto... Al final no ha habido desgracias que lamentar (sólo un par de linuxes que han pasado a mejor vida...) pero el bebé todavía no camina...
Bueno, dejando la parte técnica, he de decir que estoy comenzando mi campaña maléfico-malosa para hacerme un poquillo de publicidad y ver si alguien lee esto (o si lo comenta). Aquellos de vosotros que seáis víctimas, lo siento, en especial un par de bloggeras a las amigas mías, que podéis conocer aquí y aquí.
Más cosas: estoy intentando cambiar un poco la pinta de la página, así que es posible que su aspecto fluctúe según experimente. Mis disculpas por adelantado.
La ida de olla del día va sobre las maletas con ruedas. Soy el (des)afortunado poseedor de una, pero como es grande, mala y poco rígida, no presenta el problema que les he descubierto hoy. Resulta que estos engendros demoníacos tienen alguna especie de amplificador interno de la inercia que provoca que comiencen a campanear con la menor irregularidad del firme, y acaban volcando con más facilidad que un coche en el Equipo A. Creo que los físicos deberían estudiar este peculiar fenómeno, pues podría ser el primer paso hacia el motor de movimiento continuo (en cuanto comienza a oscilar, la oscilación es cada vez mayor, sólo se detiene con el vuelco). Seguro que con el movimiento de mil de estas maletas se podría abastecer de energía a una ciudad, y sólo habría que tener algún operario que les diese el primer empujón...Bueno, esta me la disculpáis, que son las 3 de la mañana.
Hoy me ha sucedido otra cosa curiosa. Iba por la calle, mp3 en ristre, y me llamaron por teléfono (si, curioso no es que sea). El caso es que no me enteré hasta que llegué a casa hora y media después. Mi reflexión es la siguiente: ¿cómo de gilipollas debe parecer uno mientras va por la calle con un móvil sonándole en el bolsillo y posiblemente haciendo luces también?¿Cruzará la gente apuestas sobre cuánto tiempo tardará el imbécil de turno en coger el maldito aparato? En momentos como éste sólo puedo dar gracias de no tener el politono de moda, porque si no creo que sólo me quedaría el suicidio ritual.
Por cierto, podéis aprovechar los comentarios para contar las historias más curiosas que os hayan sucedido con un móvil o una maleta, inaugurando una sección que llamaremos "A mi también, tío...". Esforzaos y recalentad las meninges, que el más original/divertido tiene premio asegurado (un azucarillo todo para él). Ganando tres veces podéis optar al chocapic.
Y hablando de chocapic, premio extra para el que sea capaz de explicar de manera convincente como pueden ser tan malos esos anuncios (y cómo pueden confundir samurais con ninjas). ¿Alguien más le ve parecido al chaval, en el último anuncio, con Anakin Skywalker en el Episodio III? Supongo que sufro una frikitis galopante...
Bueno, hasta la próxima, ¡no olviden supervitaminarse y mineralizarse!
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1 comentario:
"A mí también tío..."
Antes de nada he de decir que el mío no tiene luces ni melodía hortera, pero pal caso es lo mismo.
Una vez, mientras iba en bus (yo era el único pasajero), metí el móvil dentro de la mochila y me puse los cascos; porque total, a mí no me llama nadie...hasta ese día, claro. Entonces el móvil empezó a sonar y yo no me daba cuenta por culpa de los cascos. Entonces, en un semáforo, el conductor me mira, yo le miro con cara de "que pasa" y mira al frente como extrañado. Entonces pone el freno de mano y empieza a buscar por todos los asientos. Y yo pensando "¿y éste que coño busca ahora?". Luego bajé del bus, me quité los cascos y vi 5 llamadas perdidas...
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