miércoles, febrero 01, 2006

Fuego el uno

Bueno, dicen que lo peor es empezar.
Realmente creo que la primera entrada me ha quedado un poco seca, pero ya os iréis acostumbrando a mi encantador estilo literario.
Una buena pregunta en la mente de cualquier ávido lector (de ilusiones se vive) podría ser "¿Para qué #@$% quiere este tío un blog?" o "¿Qué tripa se le ha roto?". Pues he de decir, querido lector, que para nada y ninguna que yo sepa. En realidad siempre me ha picado el gusanillo de escribir (aunque fuese un triste diario) y nunca lo he puesto en práctica en condiciones, así que este es un buen sitio para hacer experimentos.
Además, estoy de exámenes, lo que siempre ha sido una motivación excelente para emprender las más variopintas actividades, como ordenar tu colección de música, limpiar la habitación, hacer una torre Eiffel con palillos... Ya iba siendo hora de añadir otra a la lista.
Bueno, para terminar (esta vez sí) sólo un par de advertencias:
  1. Dejo a vuestra cuenta y riesgo el tomaros en serio algo de lo que leais aquí, pero por vuestro bien no os lo recomiendo.
  2. Suele írseme la olla con las enumeraciones, por lo que cuando digo "un par de cosas..." echaos a temblar, porque lo mismo es una que diez.
  3. Este blog tiene vocación claramente egoísta: es para decir cualquier cosa que me ronde por la cabeza. Por lo tanto admitiré sugerencias y críticas constructivas, pero absteneos de decir que es una m%$&#@ o que me hacéis vudú para ver si la diño dolorosamente. Sano remedio: si no os gusta hay otros blogs estupendos por ahí. Visitad este,a ver si eso aplaca vuestra ira.
Bien aquí concluye mi declaración de principios vol. 1. El próximo fascículo, próximamente en vuestro quiosco.

No hay comentarios: