miércoles, febrero 15, 2006

Explosiones a raudales

Antes que nada, parece que por fin me voy acercando a que esto tenga la apariencia que yo quiero (así sea valiéndome de los trucos más traperos).
Pasando a cosas más interesantes (reprimid esas carcajadas), finalmente he ido al cine. He ido a ver Underworld Evolution por varias razones, siendo la principal que ya había quedado y que en el cine que me queda a mano no les dio por estrenar Good night and good luck.
Podéis respirar tranquilos porque no pienso destripar nada de la película (aborrezco que me lo hagan a mí), pero sí la voy a usar de excusa para despotricar un poco contra el cine de secuelas, si me permitís la expresión.
Uno de los principales problemas que tienen las secuelas es el síndrome Dragon Ball (buena definición de GonzoTBA), según el cuál el malo es cada vez más ridículamente poderoso, lo que provoca que las formas de derrotarlo sean cada vez más patilleras y absurdas. Esto en Hollywood se podría traducir por síndrome de la explosión más grande, es decir, ante la falta de imaginación para dar con tramas interesantes, se limitan a poner explosiones más grandes, malos más malos y demás bisutería visual que no aporta nada al argumento de la película, y que extrañamente (sí, aún me extraño de estas cosas), suele conseguir su objetivo... Supongo que todos nos hemos encontrado con el comentario Persona A:"¡Qué bodrio!" Persona B: "¡Pero qué dices! ¿Tú viste qué pedazo de explosión?" (sustituid explosión por vuestro efecto especial preferido).
Como se suele decir, ¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?. Jurassic Park II y III son dos de las peores pelis que he visto (al menos en cine) y también se podrían contar entre las que tienen los mejores efectos especiales (al menos en su momento lo eran). Pero esto es sólo otro típico ejemplo de discusión que tengo que abandonar antes de convertirme en asesino múltiple (no intentéis discutir con estos sujetos de ritmo narrativo, calidad del guión o de la interpretación, es perjudicial para vuestra salud). Tampoco faltan los elementos pedantes, que cuánto más ininteligible o sosa, aburrida y cutre en general sea una peli, más la alaban, pero hoy sólo va la cosa de superproducciones, dejaremos los "abortos del arte" para otro momento.
Mi teoría personal sobre la-explosión-más-gorda es que la culpa es de los productores o productores ejecutivos (nunca los he distinguido bien ni me importa un carajo), vamos de los tiburones que tienen la pasta, que aplican lo que en informática llamamos un algoritmo voraz a su forma de hacer pelis. El proceso suele comenzar con una peli inesperadamente exitosa, normalmente por su frescura como valor principal. Casi puedo verlos en un despacho enorme diciendo "Tenemos que hacer Peli 2: el retorno", "Sí, pero más..." y aquí es dónde empezamos a cagarla. Generalmente la peli de marras habrá dejado una huella, una seña de identidad (efectos especiales, humor de los protagonistas, canciones..., lo que sea), así que ni cortos ni perezosos, estos linces deciden hacer la segunda parte con el doble de ración de ese elemento. No es sólo que aburra, sino que aún por encima suele ser un triste sucedáneo de lo que tenía la primera peli.
Un ejemplo claro son las pelis Cube e Cube 2: Hypercube. No me pienso meter a explicar de que van, sólo comentar la opinión de un amigo sobre la segunda parte: "Es como si alguien que vio la primera parte no hubiese entendido nada y le hubiesen dado un montón de pasta para volver a hacerla".
No hablemos ya del momento en el que deciden dejar de lado el detalle que hacía esa peli tan especial. A riesgo de que algún frikinauta enfurecido me haga un ataque kamikaze por hereje, voy a hablar de Matrix. No considero esa película tan buena como se suele decir por ahí, pero tenía detalles que marcaron un punto de inflexión en el cine de acción (para bien o para mal) y que hicieron que saliera del cine con la sensación de dinero bien invertido. Uno de esos detalles era, a mi modo de ver, la forma de usar las armas, el soltar toneladas de plomo para simplemente cambiar de arma (recargar es de pobres), por no hablar de la "cultura del miedo" que se traen con los agentes (me parece muy conseguida la huida de Neo hacia el final de la película).
Pues no se les ocurre otra cosa en la secuela que pasar olímpicamente de las armas. Vale que Neo es dios-del-universo, pero ¿qué pasa con los demás? Sólo Trinity sigue usando las armas de fuego, para el resto, las artes marciales son lo más. Y lo de los agentes, vale que Neo se los pase por el forro, pero es que ahora a cualquiera que se encuentra con uno le da por ponerse a intercambiar mamporros, y con esperanzas de victoria... Por no hablar de que eres Neo, hiperpoderoso, y te peleas con los agentes a piña limpia para pulir tu técnica del mono borracho, en lugar de desintegrarlos, zurrarles con lo más grande que haya a mano o echarles un escupitajo de ácido (lo que se puede hacer con superpoderes ilimitados y un poco de imaginación).
Eso hace que uno se acojone ante la idea de una secuela y se encuentre en un dilema ante la idea de ir a ver una secuela o no, que ya acaba uno con una doble personalidad gollumiana.
Como esto se me va alargando, dejo pendiente para otro día el repaso a las "obras de arte".
Y vosotros ¿cuándo ha sido la última vez que os habéis arrepentido de ir al cine?
Compartid vuestra sabiduría, que lo poco bien repartido da para mucho.
Nos vemos.

2 comentarios:

kurisu neko dijo...

Lo cierto es que hace bien poco que CASI me arrpiento de ir al cine. Os cuento. Con el (No-se-que-numero) Aniversario de los filmax, un día hace meses fueron gratis las entradas, y fuimos aprovechando que teníamos ganas de ver La Novia Cadáver. Y si no llega a ser gratis, me hubiera arrepentido. A ver, aclaro, la peli es simpática, está bastante bien hecha, la historia me gusta. Pero es que no dura NADA, es cortísima. Acostumbrada una a sesiones maratonianas de ESDL versión extendida, y otras muchas que tiran por no recortar tanto la dimensión de las películas, esta se hace como un capítulo de StarWars-Las Guerras Clon: ridículamente escaso. En fin, una de cal y una de arena: fundamental en esta vida es ir a ver Wallace y Grommit la maldición de las verduras. Y ya me llega el comentario, que ya parece una entrada de blog.

Anónimo dijo...

Yo lo pasé TREMENDAMENTE MAL cuando me obligaron a ver "La mandolina del capitán Corelli"...ya las historias pastelosas no me gustan, pero esta peli es tan mala que me retorcía de disgusto en el asiento; y encima ver al Cage con acento italiano y a la Pe...brrrr!!!