lunes, febrero 20, 2006

Metafísica de la memoria

En la última entrada comencé queriendo hablar de música, pero el tema derivó por otros derroteros, así que aquí vengo dispuesto a "desfacer" el entuerto. Decía entonces que me apetecía escuchar "Los Rodríguez", porque es una música que yo asocio con un momento concreto de mi vida y con un montón de recuerdos, la mayoría buenos, algunos malos, algunos extraños...

Supongo que la asociación de música y recuerdos es bastante común, y que cualquiera de vosotros me dirá que no tiene nada de extraño, pero lo que ya no sé si es tan común es el que varios recuerdos que non tienen mucho que ver se combinen en uno solo. Ejemplo: hay una determinada canción que a mi me recuerda a un libro que leí, a una escena en concreto, pero con la particularidad de que uno de los personajes se funde con la imagen de una compañera de clase de hace unos años. Hay más detalles, pero no deja de ser curioso que cuándo escucho la canción me acuerde aleatoriamente de la compañera, del libro, o de tardes de primavera soleadas. Por eso creo que me gusta un espectro tan amplio de música, porque con tal de que no me moleste, puedo asociar cualquier canción con el recuerdo agradable que sea, y eso puede provocar que se me salte una sonrisa al escucharla.

A través de alguno de estos discos descubrí que me encantan algunas versiones extrañas de canciones conocidas (en directo, cantadas por otra gente, a dúo...), pero que la mayor parte de las veces que se revisa una canción se fastidia a base de bien (no sé si habréis oído una versión de "One" con Bono y No-sé-qué-tía; lamentable). Supongo que es prejuicio mío y habilidad de quién canta, pero muchas de esas versiones (en concierto, presentando a la banda, etc.) me llegan e incluso me emocionan (los que creais que no es posible, saltaos esta parte) pero en otras sólo oigo ecos de falsedad y monedas en los bolsillos de ejecutivos de las discográficas... Como ya dije, supongo que son mis prejuicios.

Lo que no sé si os habrá pasado alguna vez (supongo que sí, no seamos egocéntricos) es tener unas ganas tremendas de escuchar una canción, pero no darse cuenta de cuál o de quién es. Puede llegar a ser desesperante repasar la mitad de tu archivo musical sin encontrarla.

La otra gran razón para que me guste un abanico variado de música es que tengo grandes fluctuaciones de mi estado de ánimo, no muy bruscas, pero sí va por rachas o por temporadas. En cada racha suelo escuchar música que se adapta a ella, lo que me da un rango de la canción más estúpidamente alegre al tema más triste...

Rangos, rangos y más rangos. ¿Por qué todo el mundo se empeña en que tengamos un lo-que-sea favorito? No puedo citar mi comida preferida, ni mi grupo, ni mi canción, ni bebida, y a duras penas puedo decidirme por mi persona preferida. Para mí todo son conjuntos, grupos, y si pudiera decantarme por un elemento de un conjunto, sería sólo en función del momento en el que me encuentre.

Como esto ya se va extendiendo de más y cada vez me voy más por las ramas, va siendo hora de cortar la columna. Queda pendiente la columna sobre música (¿o mejor no?).

Por último, anunciar que hay un voto a favor de que haga recopilatorio de mis referencias y citas. 1-0. ¿El que calla otorga? Si sólo se ha pronunciado una persona, ¿es que el resto no queréis o que no habláis? De todas formas, de momento tengo unas complejidades técnicas que me lo dificultan, pero ya caerá.

Hasta la próxima, que espero que sea un poco más ligera y menos dispersa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso, más sobre música, música...
¿Pero cómo les puede gustar Camela? Camela NO, Camela NOOO :p

Y un voto a favor del recopilatorio.

Bicos e aburiño.